PDM
Superficie: 80.000m2
Tipo: Institucional
Tipo de encargo: Anteproyecto
Ubicación: Moreno
Año: 2021
Socios a Cargo
M. Arq. Juan Micieli, Mg. Manuel Micieli
Proyecto
M. Arq. Juan Micieli
Equipo
Arq. Gabriel Mosquera, Arq. Martin Pego, ONA+, Arq. Santiago Gallo
Imágenes
MCL Studio
Como es sabido la arquitectura se desenvuelve en el plano material. No obstante, en tanto disciplina estética, tiene un trasfondo histórico, contextual, político e ideológico, imposible de eludir. Por ello se hace preciso explicitar los presupuestos teóricos del proyecto, algunos de ellos, con un claro carácter emancipatorio. La arquitectura como disciplina no puede prescindir del contexto. Por ello el programa pone el foco en las características del municipio de Moreno como parte del segundo cordón del conurbano y en la particularidad de los barrios donde se ubicarán las obras, con sus habitantes y edificios lindantes, pero también con sus problemáticas y su cotidianeidad, apuntando a deconstruir la dinámica de las megalópolis actuales que están organizadas siguiendo la lógica centro—periferia. La interpretación del contexto, de las circunstancias del barrio y el conocimiento del territorio, permiten brindar respuestas a cuestiones que por lo general son dejadas de lado por no ser conocidas en profundidad. Por ejemplo, un diseño arquitectónico con el previo conocimiento posible de quienes residen en el entorno permite un enfoque respetuoso que da cabida a las diferentes manifestaciones y prácticas, y contempla, como posibilidad, el empoderamiento de diferentes sectores. La funcionalidad de los espacios, entonces, no se agotará en la eficiencia circulatoria sino que será extensible a las prácticas cotidianas presentes y futuras. Se sostendrá un sistema estético de percepción con la potencialidad de reconfigurar la distribución de lo sensible, teniendo en cuenta que decidir entre lo visible y lo invisible es un acto político que define quiénes son aquellos que pueden, o no, participar en la discusión sobre la cosa pública. Los espacios públicos en la historia de nuestro país han sido en general concebidos para una determinada fracción de la sociedad hasta mediados del siglo XX cuando los sectores populares irrumpen en ellos cobrando visibilidad como actor político. Por eso, el hecho de concebir la organización espacial pública desde su carácter político, visibilizador y comunitario tiene un carácter central en los proyectos. De ese modo, el desenvolvimiento de los sujetos de la comunidad no puede estar aislado en la configuración de la distribución de lo sensible porque el sistema estético define la participación en la cosa común; en otras palabras, el ser visible o no tiene un impacto en el reconocimiento y por ende, en la constitución de identidades y en la política. Por ello, una arquitectura que se asume desde su potencial transformador debe participar activamente de una nueva disposición de lo sensible. Se apunta a una revalorización de las identidades barriales. Ante la concepción neoliberal del sujeto atomizado, hiperindividualizado y desvinculado de su comunidad, los proyectos están pensados para favorecer la interacción comunitaria desde una concepción del espacio público compartido pero a la vez, sin dejar de lado que existen diferentes sectores que disputan el espacio urbano. En la interacción con la comunidad es donde la identidad asume su dimensión social y deja de perderse en la multitud. Por ello, los proyectos no se comprenden desde una estética que conserve el status quo, o la configuración dominante de las áreas. Un ejemplo de esto es la no-determinación de algunas zonas específicas, que apunta a abrir el juego a las manifestaciones espontáneas que surjan por contingencia, necesidad, o simplemente libre iniciativa.
En la búsqueda de un mundo habitable y una vida vivible revestida por una importante lección ética y social, queda claro que ninguna vida vivible puede existir por fuera del reconocimiento del otro, un reconocimiento que se objetiviza en “lo público”. Es allí, en lo común, en donde los mundos de la vida en los que vivamos encuentran su igualdad radical: no hay manera de una vida más vivible si todas las vidas no son vivibles. Este mundo habitable debe entenderse también en las condiciones objetivas medioambientales, es así que los proyectos buscan un lenguaje que apunta a redimensionar la concepción de lo ecológico y lo sustentable en el sentido común.
Finalmente, vale decir que, en definitiva, las mencionadas pretensiones están circunscritas a un único objetivo omniabarcante: mejorar la calidad de vida de los morenenses.
Participó: www.ona-web.com